4. El mundo se encamina hacia una producción más sostenible de alimentos.

Todo indica que la población mundial superará los 9.700 millones de personas en el 2050. La FAO pronostica que será necesario aumentar la producción de alimentos en más de un 70%. La producción de alimentos debe conducirse con estándares ambientales cada vez más estrictos para hacer sostenible ese crecimiento. Hasta ahora hemos subestimado sus costos ambientales, pero muchos países exigen cada vez más calidad social y ambiental en sus alimentos. La industria agroalimentaria argentina tiene un futuro mucho más potente si busca una mayor producción con menores impactos. Mientras este sector ha mostrado gran capacidad de innovación y adaptación en varios aspectos, es preocupante la aparición de algunos referentes del sector ganadero y su negacionismo respecto de las emisiones de metano. Es clave procurar su reducción, que es factible con cambios, tanto en la alimentación del ganado como en su manejo en el campo.[1]

La creciente demanda mundial de alimentos orgánicos y saludables ofrece la oportunidad de complementar la producción agroindustrial con otra basada en prácticas de bajo impacto, trazabilidad y certificaciones de calidad. Las nuevas prácticas ganaderas basadas en el buen trato animal marcan una tendencia global que aún hoy en nuestro país es poco atendida. La ganadería regenerativa y el manejo ganadero en pastizales naturales ofrecen la oportunidad de recuperar biodiversidad y de reposicionar el prestigio de la carne argentina en el mundo, vital para el ingreso de divisas. En todos estos rubros tenemos productores que constituyen buenos ejemplos de lo que debemos multiplicar.

En relación a la pesca, nuestro país está entre los 25 mayores productores, pero nuestra historia ya mostró la velocidad a la que podemos colapsar un stock pesquero. La pesca en el mar argentino continúa siendo manejada por pocos, y allí la ciencia es la voz menos escuchada y la transparencia, ignorada. Al mismo tiempo, no se está cuidando el recurso frente a la pesca ilegal ni existe plan para desactivar el riesgo ambiental que generan las más de 500 embarcaciones que operan cada año sin control en la zona adyacente a la Zona Económica Exclusiva. Allí, nuestras Fuerzas Armadas y de Seguridad necesitan más recursos y directivas claras, instruidas sobre bases científicas.

Las capturas marinas pueden ser mucho más eficientes y sostenibles agregando más valor en tierra, aprovechando lo que hoy se descarta en el mar e instalando un sistema de trazabilidad en el que cada barco deba demostrar que su captura es legal y sostenible. Por otra parte, estamos en el puesto 102 a nivel global en producción acuícola. En nuestros ríos se superponen normas provinciales inconexas: la pesca industrial y la clandestina siguen causando conflictos y dejando sin peces a los pescadores artesanales. El desarrollo de la acuicultura de especies nativas puede multiplicar empleos y hacerlos sostenibles, proporcionando proteína animal de alta calidad. Nuevamente, hay que poner la ciencia de la ecología en la racionalidad del desarrollo.

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[1] Congio et al., 2021. "Enteric methane mitigation strategies for ruminant livestock systems in the Latin America and Caribbean region: A meta-analysis." En: Journal of Cleaner Production 312 (2021). 127693.