2. Hay una nueva economía emergiendo de la mano de la transición energética, aunque gran parte de la política aún no lo percibe

La transición energética nos plantea un inédito cambio tecnológico para dar respuesta al cambio climático. La comunidad internacional se comprometió a hacerlo con los objetivos del Acuerdo de París.

La economía global, hoy fuertemente basada en los combustibles fósiles, ya inició un proceso de descarbonización que se acelerará en los próximos años. Una menor dependencia de combustibles fósiles impulsa, además, una mayor soberanía energética, objetivo clave ante las restricciones energéticas surgido del conflicto en Europa oriental. Hasta ahora, Argentina se ha integrado muy tímidamente en este proceso global. Hay enormes oportunidades para nuestro país si lo hacemos más rápidamente.

En materia de mitigación de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), toda política nacional que mantenga los enormes subsidios a los combustibles fósiles seguirá anclándonos en un pasado deficitario con un futuro muy limitado. Tenemos un enorme potencial en energías limpias (solar, eólica, biocombustibles, etc.) que nos permitirá afrontar la transición energética a lo largo de las próximas décadas. Pero este potencial no puede desplegarse si compite con combustibles fósiles fuertemente subsidiados. Más aún, la promoción de inversiones en hidrocarburos -si no se la enmarca dentro de los objetivos de mitigación a los que el país ya se comprometió- es incoherente[1].

Necesitamos un plan gradual para salir de los subsidios a los combustibles fósiles, con metas y plazos concretos.Debemos integrar las emisiones de carbono dentro de los costos de estos combustibles. Un primer paso debe ser el cierre de la mina de carbón de Río Turbio. Necesitamos además un plan de transición en el sector del transporte hacia la electromovilidad o en base a combustibles limpios. Las ventas globales de vehículos eléctricos han despegado y se estima que alcanzarán alrededor de 5,6 millones este año: un aumento de más de 80% sobre las cifras de 2020. La industria automotriz está en una profunda transformación. Nuestra demora es notable aún en relación a otros países de la región.[2]

El mundo laboral también se transforma. Según el Foro Económico de Davos, la proporción de empleos ofrecidos por el sector fósil en relación al sector de las energías limpias era de 5:1 en 2015, pero en el 2020 fue de 2:1 y las proyecciones indican que la relación se invertirá ya en el 2023. Los nuevos "empleos verdes" no se restringen al sector energético o transporte: surgen en el financiero, turístico, agropecuario, pesquero, tecnológico. La transición laboral también es ambiental.[3]

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[1] Las metas provienen de la NDC (Nationally Determined Contribution) presentada por Argentina ante la Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático y son parte de los instrumentos previstos en el marco del Acuerdo de París. Pueden consultarse aquí: https://www.argentina.gob.ar/ambiente/cambio-climatico/contribucion-nacional

[2] https://www.infobae.com/america/medio-ambiente/2021/09/18/cuales-son-los-paises-de-america-latina-mas-avanzados-en-la-carrera-hacia-los-autos-electricos/

[3] https://www.weforum.org/agenda/2021/09/sectors-where-green-jobs-are-growing-in-demand/